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24/1/12

De chico en el puerto

Muelle o puerto de Alhucemas
Todos tenemos alguna historia que contar sobre nuestra infancia relacionada con la pesca.En esta perspectiva, os voy a contar este relato de un día junto al mar, porque importa tener cierta idea de como fueron esos tiempos.Esto importa muchísimo y juega un papel primordial en la memoria y la conciencia de un pescador. En la bahía de alhucemas, muy cerca al puerto, había unos chavales jugueteando en la naturaleza que había al rededor.Tal verdura formaba junto al mar un lugar bello y exotico al mismo tiempo.Se olvidaba ahi de las largas y aburidas jordanas escolares.Para unos, este lugar incarnaba la libertad absoluta...los chavales eran semejante a pajaros o mejor dicho a peces voladores en su ambito natural.Se acercaban a las rocas quienes entornan el muelle, para pescar babosas (Gobius paganellus). Estos peces se consideraban piezas de entrenamiento para adquerir experiencia en reflejos y pesca, ya que fueron faciles de
capturar.Claro quen de vez en cuando se preparaban algunos para comer.En aquel entonces no sabíamos nada de la polucion ni de sus impactos en los peces ni en los humanos.Habia cierto olor a gasoleo, pero el ambre por causa de tanta energia rendida en la naturaleza coriendo o escalando montañas (pequeñas claro) ,nos hacían ciegos ante ese inconviniente.Y es que comer peces capturados por simismo en el aire libre nos daba satisfaccion de haber hecho algo importante ese día.

Pasado el medio día, nos bajábamos a la bahía del muelle pequeño (en la foto) para contemplar a los seres vivos que habitaban en el fondo debajo de las rocas.Nuestra pez favorito era la babosa (parablennius) con sus coloridos atrayentes y su carácter voraz a tomar los cebos atrevidamente y con  cierto desinterés ante nuestra presencia.Claro que había las gambas en las cuevas entre rocas.Pero para pescarlas, había que encontrar botella de agua de un litro para cortarla después y hacer una trampa de gambas ,para que cuando se introducen al ver o oler las sardinas insertadas debajo de piedras dentro, nos arrimábamos el medio botella mediante pequeñas cuerdas atadas a dos agujeros a los lados.De vez en cuando, caía alguno de nosotros en el agua y nosotros nos echábamos a reír y a espantar el pobre indignado a gritos de morena o congrio que eran nuestro horror en el mar.Y no se trataba de individuos medianos ni minúsculos, sino de verdaderos monstruos encuevados y temidos por muchos pescadores que no se atrevían con ellos.

La realidad es que existía monstruos en ese muelle.Me acordaba de aquel espetón gigante patrullando la
escollera.Daba rápidamente escalofríos a los chavales que pescabas en su camino.De tal manera que cuando lo veían, se cogían con ansiedad y precipitación los aparejos y sedales desde el fondo para, decían, no travesar una experiencia amarga.O los pulpos de diez kilos o mas que pululaban las escondites debajo las rocas distribuidas por muchos puntos del lugar.Entre las pateras, también había enormes lisas rodando el kilo y mas acostándose al sol en las aguas someras junto a veces grandes bancos de sargos.Todo esto y mas, formaban leyendas que camino de regreso a nuestra calla, nos la contábamos a otros pequeños mas motivados que nunca para estas historias a dormirse levantado.
Claro que había ancianos también por aquel puerto.Eran marineros que cuando se reposaban del trabajo duro que era (y aun lo es) el trabajo de marinero.Entonces, se dedicaban a coser trasmallos o arreglar mallas rotas por algún delfine negro que pillaba las sardinas desde las redes que remontaban los barcos pesqueros.De vez en cuando, cuando presentían la presencia de peces hambrientos en el muelle (grandes bogas, caballas medianas, sargos de buen porte y hasta enormes salpas)...continuara.

11/1/12

Cuando el mar nos niega el pez

Después de los preparativos y la angustia del transporte, llegamos al lugar idóneo para la practica de nuestra afición: el spinning.Claro que el lugar estaba muy conocido por nosotros. Ahí mismo, se pesca casi de todo: lubinas, sargos de buena talla y hasta doradas respetuosas.A nosotros no nos importaba sacar ninguna de esas piezas con carnada.Lo nuestro es pura pasión, lanzar y recuperar, luego lanzar y cambiar movimiento, acelerar, buscar escondites de depredadores y adivinar.Si adivinar cual sera la manera del ataque y hasta el tipo del pez.Eso nos lleva ventaja, lo creíamos de verdad como teníamos mucha ilusión  

                                                                              
               

desde luego.Hasta que las picadas se sucedieron sin resultado ninguno de capturas.Lo que no se comprende fácilmente es como que un pez como la lubina siguiese el artificial unos metros antes de dar la vuelta!Se suponía que el instinto depredador lo llevase sobre su carácter receloso a rechazar todo tipo de señuelos que le presente.Por supuesto que la historia no paso de esa manera.Con solo ver el pez y no poder sacarle partido o notar la picada y observar síntomas de su presencia, la inquietud tomaba posesión de nosotros.Un pescador no se deprime ni se rinde  tan fácilmente y probamos varios vinilos de todas las

tallas, un minnow pequeño y al final nos que damos con un minnow de 10 centímetros color blanco transparente. Probamos y probamos y cada hora que pasa, nuestra muñeca y espalda comenzaban a darnos un poco de dolor amen del cansancio que sufrimos.Decidimos cambiar de lugar como se supone hacer en el spinning: Cazar al cazador.La otra franja tenia espuma en el rebalaje, y daba la sensación de esconder algún depredador despistado.Pues no lo era.Eramos nosotros los despistados según la lógica del mar.


Pensaba en algún dentón perdido o al menos una lubina mediana depuesta a zamparse sobre el artificial que daba síntomas de huida y herida para ser natural como un pez de pasto común.Ahora se hace mas tarde y la ansiedad ganaba terreno en nosotros.Nos la tomamos en serio con la mala suerte como todos para justificar nuestra situación incomprensible.Hasta que al final, nos demos cuenta de que ese día no era el nuestro porque los peces no tenían muchas ganas por decir poco y porque el mar (para explicar muchos factores ajenos a la pesca) no estaba a nuestro favor. Así de simple y así es el spinning y la pesca en general.Y como decimos en nuestro país: No todos los días son fiesta.

8/1/12

Pesca vinilos


Existen varios modelos y tallas de vinilos
El Raglou tiene fama en las lubinas
La pesca con vinilos o de soft-plastic como la llaman los anglosaxonos, esta cobrando cada vez mas y mas de adeptos.La causa la tiene su precio que no llega al euro por paquete en algunas tiendas online.Entonces no nos molestaria perder algunos en enganches que son muy normales en zonas rocosas.Ademas de su vibracion por ser rigidos y moverse bien en el agua, lo que resulta muy atractivo para los peces que attacan alevines de otros peces.Siempre que usamos la talla y el color adecuado segun el estado del mar o su color tampoco, habra que irse experimentando los vinilos cada vez hasta tocarse con los mas apetitosos para los peces en ese lugar donde soliamos ir a pescar y ese tiempo que nos gustaba para hacer nuestro deporte favorito.
El mas conocido de los vinilos en el mundo es sin duda alguna el grub, ese pez de plástico con cola retorcida hacia abajo.Gracias a su vibración en el agua  propulsada por la cola sensible a la presión del agua, su aspecto se asemeja al de un pez en huida.Por lo que no pasa desapercibido por los peces de altos grados en la cadena alimentaria marina local donde se pesca.

6/1/12

Pesca de los cefalópodos

Tres calamares o chipirones pescados y unos mas huidos

Voy a hablarles de una pesca muy divertida y entretenedora en estos meses de frió y viento.Una pesca que no requiere equipos específicos ni nada de eso. Simplemente un sedal de grosor 50/100 de unos 50 metros y enrollado en un carrete a mano de plástico, con un anzuelo largo del numero 11 bastaría para la pesca del calamar (Loligo Vulgaris) y del choco (Sepia Officinalis).Aunque para el pulpo (Octupous Vulgaris), tendremos que aumentar el grosor de la liña porque el pulpo, aunque sea pequeño, cuando atrapa a algo, tiene tendencia a agarrarse en el fondo a las piedras o encuevarse; Lo que resultaría imposible su recuperación.